Tercer Grado Deportivo, el programa en que Televisa se crítica a sí mismo. Y es lo mejor que puede hacer

Tercer Grado Deportivo, el nuevo programa de Televisa en el que se critica a Televisa. (Captura de pantalla Youtube/@TUDN)

Tercer Grado Deportivo, el nuevo programa de Televisa en el que se critica a Televisa. (Captura de pantalla Youtube/@TUDN)

Tercer Grado Deportivo hizo su estreno en Televisa con una mesa de análisis en la que se juntó a periodistas de diversos medios: André Marín, Alberto Lati, David Faitelson, Majo González, Javier Alarcón y Alejandro de la Rosa. La moderación corre a cargo de Denise Maerker, que durante toda su carrera se ha centrado principalmente en temas políticos, pero, como sucedió en la última Copa del Mundo, ha aprovechado diversas oportunidades para resaltar la importancia social que tiene el deporte en México y, en particular, el futbol.

El programa abordó, principalmente, el fracaso del futbol mexicano en Qatar. Más allá de los tópicos que se han tocado una y otra vez desde que México quedó eliminado del Mundial, un hecho llamó la atención de la audiencia en este primer programa: la crítica que se le hizo a Televisa en diversos momentos. Y aunque eso podría parecer un balazo en el pie, en realidad es lo mejor que podría hacer Televisa. Si ellos han propuesto este programa, con este concepto y con los invitados que se han elegido, es porque tenían claro que iba a ser así. Televisa está consintiendo que se les critique en un programa de ellos mismos.

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No debería sorprender que se escucharan opiniones como esta: «Televisa debe cambiar su posición como controlador absoluto. Ha conseguido algunas cosas, pero tendría que abrir un espacio de democracia para que las próximas elecciones (Federación Mexicana de Futbol) fueran como son en todo el mundo: los clubes ponen sus candidatos y se vota. O por lo menos promover la idea de que surjan altos comisionados (como en las ligas deportivas de Estados Unidos) con libertad, para que sea otro método. Televisa no suelta el balón. Si el próximo presidente de la Federación es de Televisa, no vamos a nada», opinó Javier Alarcón, que fue director de deportes de esa empresa hasta 2016.

También hubo otros comentarios por parte de Faitelson: «Hoy hay un poco más de apertura. Antes se hacía todo lo que se decía aquí. Televisa sigue teniendo mucha influencia». También se estableció que empresarios como Emilio Azcárraga o Ricardo Salinas Pliego son muy exitosos en el ámbito empresarial, pero necesitan hacer un cambio en el futbol mexicano. Algunas valoraciones fueron más fuertes, como la del propio Faitelson, cuando dijo que el futbol en México se maneja como «una mafia», una definición bastante fuerte que requeriría de mucho mayor sustento.

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Pero el punto de mayor revuelo fue ese: que se permitiera una crítica a Televisa desde Televisa misma. Nada en ese nivel es casualidad. Para ellos, representa un riesgo calculado y hasta una jugada maestra: al permitir la crítica en casa generan una imagen de apertura y no de cerrazón, de lo que tanto se les ha acusado. Y también deja en entredicho el tópico de que son ellos quienes controlan el futbol mexicano, una imagen de tirano que a nadie le gustaría cargar. De hecho, esa tendencia a absorber la crítica empezó a delinearse con la editorial de Denise Maerker en su noticiero tras la eliminación de México en el Mundial.

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«Este resultado nos pareció que amerita una reflexión, una crítica, incluso una autocrítica. No podemos pensar que esto fue un accidente. Es cuestión del técnico que no supo manejar un equipo que tenía para más o que con cambiar al presidente de la Federación se va a resolver. Este es el fracaso más grande que ha tenido el futbol mexicano en ellos últimos 28 años», expresó entonces la presentadora, que ahora modera este nuevo programa.

El éxito es redondo para la televisora: tienen un nuevo formato que, según sus cifras respaldadas por IBOPE, les dejó una audiencia de 4.8 millones de espectadores en su primera emisión. ¿Ponen en riesgo algo? Nada. Todo lo contrario: esas críticas que, aparentemente, son como zancadillas para Televisa, sirven como un escudo protector, para que todos vean que esa imagen de corporación unidimensional, ajena a la resolución de problemas, es un espejismo. Y que ellos, aunque forman parte medular de la industria del futbol y, por lo tanto, de sus problemas, al menos permiten la crítica. La fotografía quedará construida por una paradoja en la mente de los espectadores: son tan malvados como para criticarlos en todos los programas —porque lo de ayer sólo fue una rebanada del pastel—, pero no tan malvados como para no permitir que les digan que son malvados.

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