¿La sanción a Hamilton fue suficiente?

El GP de Gran Bretaña, que el sábado ya sirvió un rico aperitivo en la mesa con la carrera al esprint, siguió brindando emociones en la competición estelar del domingo, que produjo una mezcla de admiración por la gesta deportiva, que la hubo, de Lewis Hamilton, y de contradicción por el polémico accidente que dejó a Max Verstappen fuera de combate en los primeros lances, un vibrante pulso a todo o nada que duró sólo ocho curvas. Verstappen llegaba al duelo como líder del Mundial, con cinco victorias contra tres del británico y, para mayor dolor del rival, con la pole y con la victoria en la F1 Sprint, ante el público de Silverstone. Para el heptacampeón Hamilton, que no celebraba un triunfo desde el 9 de mayo en Montmeló, era una afrenta demasiado deshonrosa que no estuvo dispuesto a permitir. Por eso ninguno cedió terreno. Es lo que se espera, por cierto, de dos pilotos de su talla. Y la cosa acabó como se adivinaba, con una tremenda colisión a 51G de fuerza que dejó peor parado al holandés, que acabó en el Hospital de Donnington, mientras el británico podía reanudar la carrera.

Aquí es donde se genera el lío y donde surge la duda razonable. El accidente fue responsabilidad de ambos, bien, pero si nos atenemos a la resolución del jurado, que castigó con diez segundos al de Mercedes, el inglés había tenido más culpa. De lo contrario, no hubiera recibido sanción. La reflexión hay que hacerla sobre las palabras de Christian Horner, el jefe de Red Bull, quien por supuesto no es objetivo en este asunto, pero pone el dedo en la llaga: “Mandar a un piloto al hospital con una penalización que te permite ganar la carrera, no parece una penalización”. La frase da para pensar. En cualquier caso, esa fue la decisión arbitral, se aplicó el reglamento, el infractor pagó su condena… Y luego hizo una remontada espectacular, con la que recordó quién es el campeón vigente y por qué.

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