CRONOLOGÍA- De los bolcheviques a Putin: historia de los impagos de deuda de Rusia
Por Jorgelina do Rosario
LONDRES, 1 de junio (Reuters) – En 1918, el revolucionario soviético León Trotsky dijo a los acreedores occidentales horrorizados por el repudio de los bolcheviques a la deuda externa de Rusia: «Señores, estaban advertidos».
Trotsky les recordó que el rechazo de la deuda de la época zarista había sido un detonante clave del fallido levantamiento de 1905. Más de un siglo después, Rusia está al borde de otro impago de deuda extranjera, pero esta vez sin preaviso.
Pocos esperaban que la invasión de Ucrania por parte del Kremlin fuera a suscitar una respuesta tan feroz por parte de Occidente, que prácticamente ha apartado a Rusia de los sistemas financieros y de pago mundiales.
Estos son los principales acontecimientos de la deuda rusa en el último siglo:
1918: REPUDIO
Justo antes de la revolución de 1917, Rusia era el mayor deudor internacional neto del mundo, ya que se había endeudado notablemente para financiar la industrialización y los ferrocarriles del país.
Pero al considerar que el impulso de la industrialización zarista era perjudicial para la clase obrera, los bolcheviques repudiaron toda la deuda externa asumida por el país.
«Dijeron ‘no vamos a pagar y, aunque pudiéramos, no pagaríamos’. Y eso fue una declaración política», dijo Hassan Malik, analista principal de deuda soberana en Loomis Sayles y autor del libro «Bankers and Bolsheviks: International Finance and the Russian Revolution».
A pesar del recordatorio de Trotsky, el impago conmocionó al mundo, especialmente a Francia, cuyos bancos y ciudadanos sufrieron ingentes pérdidas.
«Los inversores no se lo tomaron en serio porque pensaron que sería muy perjudicial para el país», dijo Malik, que estimó que entonces la deuda tenía un valor de al menos 500.000 millones de dólares a precios de 2020, y posiblemente más.
Hubo que esperar hasta mediados de la década de 1980 para que Moscú reconociera parte de esa deuda.
1991: DE LA URSS A RUSIA
Tras la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1991, Rusia dejó de pagar parte de la deuda externa que heredó de los antiguos Estados soviéticos.
Andrey Vavilov, viceministro de Finanzas de Rusia entre 1994 y 1997, declaró que la Federación Rusa tenía una deuda del entorno de los 105.000 millones de dólares heredada de la era soviética a finales de 1992, y que su propia deuda ascendía a 2.800 millones de dólares.
Por aceptar la deuda heredada, el Club de París reconoció a Rusia como nación acreedora, escribió Vavilov en su libro «The Russian Public Debt and Financial Meltdowns». Y como Rusia acordó con el grupo de naciones reestructurar 28.000 millones de dólares de deuda en 1996, se le permitió trasladar los principales pagos de la deuda de la era soviética a la siguiente década.
Pero con una crisis financiera a la vuelta de la esquina, habría que esperar hasta 2017 para saldar los atrasos de la era comunista.
1998: IMPAGO DE LA DEUDA EN RUBLOS
En 1997, el desplome de los precios del petróleo redujo drásticamente los ingresos de las exportaciones rusas. La deuda externa, que se situaba cerca del 50% del PIB de Rusia en 1995, había aumentado en 1998 hasta el 77%, según Vavilov, que culpó a los cuantiosos préstamos del FMI y el Banco Mundial de haber contribuido a la acumulación.
Rusia recaudaba muy pocos ingresos fiscales y dependía de las letras del Tesoro a corto plazo, conocidas por las siglas GKO, para cubrir los gastos. Pero cada vez le resultaba más difícil refinanciarlas y pronto se vio obligada a gastar cantidades cada vez mayores para defender el rublo
«Cuanto más insistía el Gobierno en que defendería la moneda y pagaría sus deudas, más llegaban los inversores a la conclusión de que era el momento de vender», afirma Chris Miller en su libro «Putinomics: Power and Money in Resurgent Russia».
Un mes antes del impago el FMI preparó un paquete de ayuda de 22.600 millones de dólares, pero «el mercado esperaba el anuncio de 20.000 millones adicionales», escribió Martin Gilman, representante del FMI en Moscú en aquel momento, en su libro «No Precedent, No Plan: Inside Russia’s 1998 Default».
El 17 de agosto de 1998 Rusia tiró la toalla, devaluando del rublo, anunciando que no podía seguir pagando la deuda en rublos e introduciendo una moratoria de tres meses en parte de la deuda externa.
Los bancos rusos que habían invertido mucho en letras del Tesoro y que tenían una gran exposición a las divisas extranjeras pronto se hundieron.
2022: UN IMPAGO FORZADO
Durante la crisis de 1998, Moscú se aseguró de seguir pagando los eurobonos. Ahora tiene mucho efectivo, pero no puede evitar el impago.
Para eludir las sanciones de Occidente, el Kremlin sugiere a los acreedores extranjeros que abran cuentas bancarias rusas para recibir pagos en monedas alternativas al dólar.
Los inversores no estadounidenses podrían, en teoría, estar de acuerdo, pero los tenedores de bonos estadounidenses no pueden, después de que expirara en mayo una licencia del Tesoro de Estados Unidos que les permitía aceptar pagos rusos.
Miller, autor de «Putinomics», dijo que Rusia luchará con uñas y dientes para evitar un impago de eurobonos.
«Los responsables del Banco Central y del Ministerio de Finanzas rusos han construido sus carreras sobre la base de reestabilizar a Rusia como un acreedor en el que se puede confiar en los mercados internacionales», dijo.
«Su identidad consiste en asegurarse de que no vuelva a producirse un impago».
(Reporte de Jorgelina do Rosario; edición de Sujata Rao y Nick Macfie; traducción de Darío Fernández)