AgTech: por qué es clave la experiencia del usuario
Hoy en día, el productor o ingeniero agrónomo destina alrededor del 30 por ciento de su tiempo a lo que verdaderamente le apasiona, que es el análisis agronómico de su campo.
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Las cuestiones impositivas, contables y de logística se llevan gran parte de sus horas de trabajo y, si bien existen múltiples aplicaciones pensadas para eficientizar procesos, la enorme cantidad de datos que brindan termina, muchas veces, siendo poco colaborativa para eficientizar análisis y aprendizajes. El límite de tiempo disponible de los profesionales del campo revela la importancia de que las aplicaciones de agro sean cada vez más amigables e intuitivas.
La digitalización es el siguiente gran escalón en la agricultura, poder utilizar esa gran base de datos de lo que está ocurriendo o ocurrió en cada zona del campo u lote nos llevará a un nuevo piso de rendimiento, para lograr una producción más dirigida y sustentable. El tiempo disponible para el análisis de la información y la innovación de lo que está devolviendo el campo es limitado, y los productores tendemos a repetir lo que funciona, y a cambiar lo que no.
A diferencia de lo que ocurría en el pasado, cuando producían nuestros abuelos y tomaban información en base a parámetros que medían de forma manual, hoy contamos con muchas herramientas que generan un caudal de valiosos datos. Sin embargo, no es factible que el productor tenga tiempo de analizarlos, sobre todo porque las aplicaciones no se conectan unas con otras y, en consecuencia, la información termina convirtiéndose en un problema.
La oferta de herramienta de software es grande, existen herramientas para el monitoreo, otras para el manejo de datos de cosecha o mapas de cosecha con diferentes softwares para la gestión de campos. Y la lista sigue. Se trata de aplicaciones atractivas que, al no dialogar entra ellas, llevan a que el productor termine usando la que brinda la mejor solución en el día a día.
Sumado a esto, a la mayoría de estas herramientas que vienen desarrolladas de ambientes más agronómicos les falta la parte de usabilidad (UX). A veces, una herramienta que conceptualmente es buena termina siendo difícil de navegar. Este aspecto, que muchas veces no le damos importancia, termina siendo crucial para la incorporación de una tecnología para uso diario: si crear un usuario en una app demanda una hora, mientras que en Amazon se resuelve en cinco minutos, algo estamos haciendo mal.
Una vez pasado el login, necesitamos una herramienta que solucione varios aspectos o pueda conectarse con otra, y recién ahí llegamos al valor que nos puede ofrecer la misma. Los algoritmos y la inteligencia artificial para que estos datos se transformen en información útil para el productor y para hacer del trabajo agronómico uno cada día más sustentable y eficiente, resulta clave.
A la hora de elegir una plataforma de trabajo es importante considerar: qué problemas está solucionando, qué valor está generando; si es sencilla y amigable, si la puedo usar yo y también otros usuarios, si es independiente o no, cuál es su valor comparativo de mercado.
Aunque parezca lejano para algunos y otros ya estemos en el proceso, la digitalización de nuestra industria está avanzando rápidamente, y será de enorme valor para el presente y el futuro del agro del país y del mundo.
El autor es jefe de producto de Onesoil