Alcaraz puede con todos
Ganar a Rafa Nadal y a Novak Djokovic de un día para otro en un mismo torneo es algo que muy pocos jugadores han conseguido a lo largo de la carrera de estas dos grandes leyendas del tenis. Y uno de ellos es Carlos Alcaraz, que consumó la gesta este sábado en el estadio que lleva el nombre de otro mito, Manolo Santana, al vencer al número uno del mundo en un partido fantástico que duró tres horas y 35 minutos y que se decidió en un emocionante desempate: 6-7 (5), 7-5 y 7-6 (5). Nalbandian (Madrid 2007, en pista dura), Roddick (Dubái 2008), Davidenko (Shangái 2009) y Federer (ATP Finals 2010) lo consiguieron antes. Nadie más. Ninguno en tierra y nadie menor de 20 años como el murciano, que tiene 19 y dos días. Este domingo (18:30, La 1 y Movistar) disputará la final ante el defensor del título, Alexander Zverev, quien eliminó a Stefanos Tsitsipas.
«Ha sido un partido para disfrutar, a pesar de la tensión y de ser unas semifinales en Madrid, he disfrutado. Hasta el último punto he soltado más de una sonrisa. Jugar contra el número uno aquí en Madrid, con esta atmósfera, es increíble. Se gana con corazón y cabeza. No me importa decirlo en alto, mi abuelo siempre me decía, ‘cabeza, corazón y cojones'», dijo Carlitos, aún con la adrenalina por las nubes en la abarrotada pista de la Caja Mágica. Con un buen enfado, Djokovic lo elogió en la sala de prensa, en una intervención de un par de minutos: «Que alguien de su edad juegue con tanta madurez y valentía, es impresionante. Se ha merecido la victoria». Sólo le había vencido con más precocidad su compatriota Filip Krajinovic, que tenía 18 años cuando lo batió en Belgrado hace 12. Alcaraz es también el más joven que logra ganar al líder del ranking desde Nadal, que superó a Federer el día de su 19 cumpleaños en semifinales de Roland Garros. Carlos compitió a saco, con el tobillo derecho vendado y reforzado con un tape por su tropezón en el partido del viernes. Prueba de ello es que sumó 51 golpes ganadores y también 57 errores no forzados. Con ese despliegue se convirtió en el finalista de menor edad en la historia del Mutua.
Lo cierto es que salió a morder desde el inicio y, como hizo contra Nadal, rompió el primer servicio de Djokovic. Ese fue el único turno malo con el saque del balcánico, que a partir de ahí ganó 21 puntos seguidos con él. Además, le restó casi todo a Carlos, que no compitió con la intención necesaria cuando le tocó devolver. Fue un tanto conservador, dio la sensación de que dejaba pasar algunos juegos. De ese modo, aguantó la presión, como pudo, con muchos segundos, hasta que en el octavo, Novak niveló el marcador con bolas blandas y altas que se le atragantaron al español. En el desempate, rozó la gesta tras verse con un 5-1 abajo y acortar hasta el 6-5 gracias a un ace y a un dejadón de revés. Pero Djokovic no zozobró y celebró con tanta rabia y actitud retadora la victoria en el primer set que el público le reprendió con silbidos.
Un paso adelante
Charly necesitaba dar un paso al frente, sobre todo con el drive, y servir mejor para evitar los restos profundos y colocados de su rival. Consiguió ambas cosas y jugó de poder a poder contra el ganador de 20 Grand Slams. También mejoró al resto. Y llegó su segunda oportunidad de quiebre, despejada con maestría por Djokovic, con tres saques estupendos. Las dejadas (un recurso muy del genio de Belgrado, por cierto), que no había utilizado demasiado en los anteriores partidos, le dieron muy buen rendimiento en esta ocasión a Alcaraz y elevaron la euforia del público, el mismo que había apoyado mayoritariamente el viernes a Nadal. Con 4-4, el chico salvó un punto de break y celebró el 5-4 a lo grande. Acto seguido, Nole cometió dos fallos de bulto. Se rehizo bien, salvó su servicio y amenazó el del prodigio de El Palmar, que resistió y luego tuvo un 0-40, tres bolas de set. Aprovechó la segunda para meter un punto excelso tras otra dejada y la posterior contra del serbio.
La dinámica del encuentro comenzó a ser más favorable para Alcaraz, porque encontró estabilidad en sus turnos de saque y continuó recibiendo cada vez con mayor enjundia los de Djokovic, que venía de correr bastante, sobre todo hacia adelante, en la segunda manga. En la red, perdía casi todas las batallas. Y le costaba tanto solventar sus servicios como dificultar los de Carlos, ligeramente molesto con su maltrecho tobillo, aunque tuvo su ocasión con 3-3 en el electrónico. Había defendido con acierto cuatro ocasiones de rotura hasta que se le presentó la difícil tarea de levantar un punto de partido ante un oponente crecido que espoleaba a los aficionados para que le dieran aún más energía. Lo solventó con un saque directo y luego alterno aciertos desde la línea de fondo con errores más metido en pista, pero sacó adelante el 5-5. También el 6-6 antes del definitivo tie-break. El serbio tenía un 71,4% de efectividad en esa suerte (20-8) durante su carrera y también contra eso pudo Alcaraz. Con un winner de derechas que dejo helado a Djokovic, consumó el más difícil todavía, su carta de presentación más rotunda si es que había alguien que no hubiera advertido que ya estaba ahí. Y si nada se tuerce, lo estará por muchos años y con muchos éxitos. Porque puede con todo y con todos. Ahora mismo no hay quien le pare.