Un sufrido billete a los octavos

El Betis sufrió para ganarse un billete a los octavos de final de la Europa League. Lo hizo por carecer del fútbol que lo había llevado hasta aquí. Fekir y Canales no se asomaron a la partida. El miedo tomó por momentos el Benito Villamarín y el VAR anuló en el último suspiro un gol del Zenit que parecía forzar una prórroga infernal. Ese pisotón a Guido Rodríguez en el área bética entregó a los de Pellegrini un billete a octavos de final que encontró más dificultades de las presagiadas ante un rival que mejoró sus prestaciones gracias a la fenomenal calidad de Wendel, Claudinho y Malcom. Ocho años más tarde, el Betis encuentra los octavos de Europa League y acepta el desafío de soñar hasta el final.

Impreciso, nervioso y cauto. Así comenzó el Betis su cita ante el Zenit. El equipo ruso quiso el balón y lo tuvo por momentos, sobre todo cuando Wendel y Claudinho se aliaron. Los de Pellegrini concedieron metros, sin ejecutar su habitual presión tan alta y teniendo en mente que cualquier espacio podía ser diferencial. Pero su versión era más templada, más temerosa de lo habitual. Y en ese escenario fue más peligroso el Zenit, que tuvo en Dzyuba a su gran arma en el área rival. Cada salto, cada acción de cuerpo a cuerpo. Ahí tembló el Betis, incapaz de frenar esa virtud enemiga.

La banda izquierda del cuadro ruso encontraba ciertas facilidades con Bellerín demasiado solo. Pezzella acudió al rescate en más de una anticipación mientras Guido se multiplicaba en las ayudas. No parecía ser el plan inicial de Pellegrini. No había profundidad en sus laterales. No había mando ni pausa en Fekir. Sólo Guardado buscó la portería de Odoevski con un disparo lejano convertido casi en boleto de lotería. El descanso invitó a las dudas en los verdiblancos y estiró las esperanzas de un Zenit que se encontraba mucho más cómodo que en la cita disputada en el Gazprom Arena de San Petersburgo.

Apretó el Zenit en la reanudación. Yuri Alberto, el ariete de los 20 millones de euros llegado este invierno, mandó el balón a las redes antes de que se decretara fuera de juego en el inicio de la acción. Pellegrini pidió más intensidad. Respondió el equipo a esa invitación desde el balón parado con un remate de cabeza de Guido que se estrelló en el poste. Pareció un impulso para el equipo bético. También para un Villamarín que comenzó a creer además de dudar. A Canales y Fekir les costó entrar en juego. De ímpetu tiró Aitor Ruibal, que propició una insistencia que minimizó las ansias del Zenit. Pero la escena se acercaba a su desenlace sin que nada paeciera resuelto. Malcom desperdició un balón parado muy propicio y tras ello estuvo a punto de encontrar a Yuri Alberto. Los rusos aceleraron. Los verdiblancos contuvieron el aliento.

La tensión tomó peso en Heliópolis. Carvalho y Borja Iglesias entraron en escena para dar aire al Betis. Pero los miedos ya eran los dueños de sus intenciones. Malcom insistió. Claudinho hizo magia en tres cuartos y en la enésima acometida Christiakov logró batir a Rui Silva antes de que el VAR decretara una falta previa a Guido Rodríguez dentro del área. El Villamarín celebró esa decisión como si fuera un gol. No era para menos. Fue el sufrido pasaporte final a los octavos.

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