Otro KO en Nápoles tendría consecuencias nefastas

El buenismo que inunda al Barça desde hace unos meses («este es el camino», es la frase más repetida en los últimos tiempos en las apariciones de los protagonistas) no puede ocultar una realidad crudísima. El club azulgrana se jugará el próximo jueves en el estadio Diego Maradona de Nápoles quedarse en blanco esta temporada. No sólo eso. Sería el cuarto KO de Xavi en poco más de cien días en el cargo, en los que de momento sólo ha ganado una eliminatoria, la del Linares en Copa. Eliminado por el Athletic en octavos de la competición en la que defendía título, por el Benfica y el Bayern en la fase de grupos de la Champions; y por el Real Madrid en las semifinales de la Supercopa de España en Riad, la Europa League es la última tabla de salvación del equipo para no empeorar el curso anterior, en el que fue capaz de ganar la Copa del Rey. El Barça, a día de hoy, ni siquiera está en octavos, ya que esta eliminatoria contra el Nápoles apenas es un playoff de acceso para estar entre los últimos dieciséis.

Xavi y los jugadores quedaron satisfechos después del partido contra el Nápoles. El Barça disparó más de 20 veces a portería y en los últimos minutos apretó de lo lindo. Y es posible que mereciera la victoria, pero también que la primera parte fue mediocre y que en el partido le metió un penalti del ‘nuevo fútbol’ que sólo existió en la cabeza de Bastian Dankert, árbitro alemán que estaba en el VAR.

La eliminación en Nápoles tendría consecuencias nefastas para el Barça. En términos de imagen, resultaría durísimo para el club quedar fuera de la segunda competición europea antes de octavos de final. Deportivamente, dejaría la Liga como única puerta de acceso a la Champions. A día de hoy, el Barça es cuarto con los mismos puntos (y un partido menos) que el Atlético de Madrid, un punto más que la Real y tres más que el Villarreal. Económicamente, además, la Europa League es una fuente de ingresos para un club asfixiado. De ganar la competición, el Barça ingresaría 14,9 millones de euros (500.000 por caer rebotado de la Champions; 1,2 por acceder a octavos, 1,4 en cuartos, 2,8 en semifinales, y 8,6 por ser campeón), una inyección necesaria que obliga al Barça a dar su mejor versión en Nápoles.

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