Trejo reescribe la historia

Cantaba Gardel en su tango ‘Volver’ que veinte años no es nada, pero al Rayo le ha costado el doble, desde 1982, plantarse en semifinales de Copa, gracias a otro argentino llamado a reescribir la historia. Trejo —el capitán, la clase y la piedra angular del vestuario— hizo el gol que permite a Vallecas seguir soñando. Y eso que la grada pasó por todos los estados de ánimo, de la indignación al éxtasis, de la inquietud a la esperanza, todo ello regado por la ilusión que Iraola —segunda semi en tres años— y sus chicos han despertado en un barrio que sabe bien lo que es remangarse y luchar contra viento y marea. El Mallorca, que se juega la vida en Liga, vendió aun así caro el pase.

El encuentro comenzó con un semblante raro, con las protestas en la grada, después de que se prohibiese la entrada a los aficionados que portaran cualquier distintivo de Bukaneros. El estadio, huérfano del Fondo, entonó el ‘Presa, vete ya’ una y otra vez, y sólo un tiro escorado de Isi le devolvió los cinco sentidos a lo que estaba sucediendo en el verde. Este partido, llamado a ser el más importante del año en Vallecas, se había convertido en el más extraño. El Rayo mecía el balón, con el mago Trejo como su mayor exponente, algo que sólo perturbó una vaselina de Ángel que entró y fue anulada por fuera de juego. Al cuarto de hora, los aplausos del resto del campo anunciaron la paulatina entrada de la hinchada del Fondo, que no lo terminaría ocupando hasta el 35′. Y ahí sí empezó a importar de verdad lo que ocurría sobre el césped.

Porque antes hubo fútbol, pero poco que contar. Maffeo llegó con todo y su cabezazo se fue desviado. Un toque de atención a los de Iraola, que tejían otra jugada para tratar de inquietar a Rico en su debut bajo palos porque los bermellones estrenaron todos los efectivos que les han traído los Reyes (también Gio y Muriqi asomaron en el once). El mayor peligro vallecano residió esta vez en la banda derecha. Isi no pudo cazar un centro de Rodrigues, pero sí Balliu, cuyo centro-chut se marchó escorado. No tardó en desatarse la tormenta. Russo barrió a Álvaro y Soto Grado señaló penalti sin titubear. Ese fue el trueno y después, llegó el Rayo. El Chocota no falló y puso el 1-0 en el marcador para delirio de la grada. «¡Qué bueno que viniste, Óscar Trejo!», gritó el speaker tras el mítico ‘The Final Countdown’. Vallecas volvía a ser Vallecas.

La adrenalina estaba por las nubes. Los locales salieron a por todo tras el descanso. Balliu dibujó un centro preciso a la testa de Guardiola y Rico voló para despejar la pelota, entonces Russo evitó (a ras de suelo) el remate a bocajarro de Álvaro. Se animó el Mallorca y Maffeo mandó a las nubes la réplica. Tampoco vio portería un trallazo de Isi y Dimitrievski blocó otro de Kang-In Lee. Al portero normacedonio no le hizo falta intervenir en un cabezazo de Muriqi muy escorado. Más cerca estuvo de ser sentencia un zurdazo de Mario Suárez desde el punto de penalti. Volaban las balas y el Mallorca, que nunca dio muestras de seguir un claro plan trazado más allá de los balones en largo a su nuevo ariete, salió ileso.

Precisamente él, Muriqi, tuvo la más clara de los insulares. Dimitrievski salió mal a atajar un centro de Costa y el delantero (con la portería libre, aunque muy forzado) cabeceó alto. El Rayo persiguió la sentencia y la acarició en un par de ocasiones, con una volea de Bebé y misil de Nteka que astilló el palo. El Mallorca, a la desesperada, subió a por el empate, pero no inquietó especialmente a Dimi. La alegría se hizo esperar —el árbitro añadió nueve minutos—, pero 40 años después, eso sí que no es nada…

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