Del imbatible al «es lo que hay»
Después de debutar en la Champions League ante el Bayern de Múnich en el Camp Nou y perder por 0-3 cumpliendo la mayoría de los pronósticos de los aficionados culés, Koeman y Gerard Piqué llegaron a la misma conclusión: «es lo que hay». El triunfo de los alemanes, que en tercera marcha dieron la impresión de tener el partido controlado en todo momento y que jamás se sintieron amenazados por el Barça, certifica que el descenso del Barça en Europa sigue.
El equipo blaugrana, según informó desde su cuenta de Twitter @MrChip completó por primera vez un partido sin realizar un solo remate a puerta por primera vez en toda la historia de la UEFA Champions League. También era la primera vez que el Barcelona perdía su primer partido en la máxima competición debutando en el Camp Nou.
Dos datos preocupantes por si mismos que se vuelven críticos si añadimos que la deriva del equipo barcelonista en Europa se está manchando de lamparones que le han llevado de ser un equipo al que nadie quería ver a ser un muñeco del pimpampum.
Por si fuera poco, antes las derrotas llegaban en las instancias finales de la competición, pero de un tiempo a esta parte, se pueden producir ya en la fase de grupos. Desde que se levantó la última Champions en Berlín ante la Juventus, el Barça ha caído en Roma por 3-0, en París por 4-0, en Turín por 3-0, en Liverpool por 4-0, en Lisboa ante el Bayern por 2-8, en el Camp Nou ante la Juve por 0-3 y ante el PSG en el mismo escenario por 1-4 y el 0-3 que se repitió el martes contra el equipo bávaro.
Alguien podría achacar esta tendencia desastrosa a la descapitalización del equipo, que ha ido dejando ir a sus principales figuras como Messi, Neymar, Griezmann o Luis Suárez, pero lo cierto es que el problema va mucho más allá porque todos estos astros estuvieron presentes en el campo en la mayoría de estos desastres. Es más una cuestión de renovación que de nostalgia.
Cierto es que ante la vista del Bayern de Múnich ni los fans más optimistas del Barcelona esperaban una revancha de la zurra de Lisboa y la mayoría apostaban por una derrota digna o competir el partido y luego que el dios del fútbol marcara el resultado del encuentro.
Más o menos un planteamiento que fue el que resumieron al final del partido en un duro ejercicio de realidad el capitán/portavoz del equipo Gerard Piqué y el entrenador que resumieron la situación pronunciando un lacónico «es lo que hay» que retrata a un equipo antaño temible y que ahora viaja por Europa en tercera a la espera que no le echen del tren demasiado pronto.