Mbappé ruge en la tormenta

MBAPPÉ RUGE EN LA TORMENTA

No es fácil nadar en un maremoto, pero Mbappé está acostumbrado a climas complicados. Y con su maleta viajando entre Madrid y París, hoy ha decidido rugir en Brest. Con un cabezazo inapelable puso el 1-2, estrenó su casillero en Liga esta temporada y levantó ampollas en el madridismo con una celebración que suscita dudas. Poca frialdad, pocas ganas de marcharse. El póker es un juego de miradas y gestos. Y hoy Kylian ha regalado tantos como ases puede tener bajo la manga.

Tal vez ha sido su último rugido en la Ligue 1. Tal vez ha sido el primero de varias decenas más. Las certezas caminan por la cuerda floja según agoniza el reloj de arena de agosto. 

El partido fue sinónimo de frenesí. Y ejemplo perfecto de lo que es este PSG: un coloso en área rival, pero un cordero en la propia. Ander Herrera, de volea, marcó el primero antes de que Mbappé apareciese en escena. Con el 0-2 el cuadro parisino pareció desfilar con honores y galas. La noche pintaba a homenaje, pero ni mucho menos.

Justo antes del descanso llegó el primer despiste de los de Pochettino, aprovechado por Honorat. 1-2 y a vestuarios. Tras el intermedio el PSG tuvo momentos de temblor. Y el Brest, de no ser por Keylor, pudo igualar. Pero el 1-3 llegó de la manera más inverosímil posible: zapatazo de Gueye desde 40 metros que se zampó el portero y entró acariciando la madera. 

Metió miedo, otra vez, el conjunto del oeste francés en el 85’… Ya con Mbappé en el banquillo (cariacontecido, serio, dejando la última de las caras de póker a interpretar). Pero puso el 2-4 Di María a la contra en el tiempo de descuento de vaselina. Venció el PSG, que puso el tres de tres en su casillero particular y dormirá líder en solitario.

Flaquea el transatlántico parisino, irregular, dejando dudas, pero ganando, pese a todo. Mbappé, que no tuvo su mejor noche, rugió entre la tormenta. 

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