«Carlos, te cambio a mi padre por tu gorra»

En pleno debate sobre el futuro de Mónaco en el calendario de la Fórmula 1, el jefe de Alpine, Szafnauer, lanza un tema a AS: «¿Hubieras imaginado un GP de España de ‘no hay billetes’ hace cuatro años? Si las carreras se llenan, son rentables y permanecen». Y es así, pocos hubieran augurado que la carrera de casa en Montmeló, con tres décadas a sus espaldas, resurgiría como una de las pruebas con más ambiente y mejor entrada en los tiempos modernos del Gran Circo.

Por comparar, en Miami Gardens no había más de 80.000 personas el domingo. Y en el espectacular GP de Países Bajos del año pasado, con la grada a reventar, no se alcanzaron las 70.000 porque no se vendieron entradas de acceso libre sin tribuna. La asistencia en el Circuit de Barcelona-Catalunya ilusiona porque es la mejor desde hace una década, cuando se luchaba por victoria, y porque el GP de España firmó recientemente su renovación hasta 2026.

El precio más bajo del abono de fin de semana lo marcó la Grada Sainz, 119 euros con asiento y pantalla de televisión enfrente. El lleno fue técnico, si bien quedaron algunos tickets de visibilidad reducida y pocas plazas en las tribunas desmontables que se montaron a última hora, y que procedían del Conde de Godó. Las aglomeraciones causan imprevistos, no cabe duda, y la organización del tráfico despertó alguna crítica de la prensa internacional o los propios aficionados.

El ambiente estuvo a la altura de una gran carrera. «¡Carlos, te cambio a mi padre por una gorra!», llegó a escuchar el piloto madrileño entre risas cuando se subió al escenario de la fanzone, y además regaló la gorra sin pedir nada a cambio. Sainz y Alonso fueron los más coreados. Los fans de Verstappen invadieron una grada al completo, fueron alrededor de 10.000. Y los VIP invadieron el paddock y la parrilla: Maverick Viñales, Fabio Quartararo, Aleix Espargaró, Pedri, Thibaut Courtois, Ibai Llanos…

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