Criptomonedas ofrecen a argentinos un refugio contra inflación pese a su volatilidad
Por Hernan Nessi y Agustin Geist
BUENOS AIRES (Reuters) – En el centro de Buenos Aires está el café Crypstation, donde jóvenes argentinos toman café con medialunas que pagan con activos digitales y observan en las pantallas los precios de las criptomonedas a tiempo real.
El café refleja una tendencia creciente entre los argentinos, pese a los riesgos observados con la reciente caída del mercado y la suspensión del bono bitcoin de El Salvador, que se sienten cada vez más atraídos hacia las monedas digitales para compensar una inflación que podría tener un piso del 60% en 2022.
El ámbito «local empuja (a) que la gente resguarde su capital en criptomonedas y en este contexto, entendemos que va a haber crecimiento acelerado», expresó Mauro Liberman, de 39 años, uno de los fundadores del café dirigido a la promoción y uso de las monedas digitales.
«Es algo natural que se está dando no solamente en Argentina sino en toda Latinoamérica, el potencial de crecimiento es enorme», dijo, y añadió que la mayoría de los que compran criptomonedas en el país lo hacen para resguardar sus ahorros.
«Es una avalancha que no tiene freno», enfatizó Liberman en relación con la expansión de las criptomonedas.
Argentina es uno de los países con mayor aceptación de activos digitales en Latinoamérica. Según un informe de abril de la consultora Americas Market Intelligence (AMI), la penetración de criptomonedas en Argentina fue del 12%, cifra que casi duplicó el nivel de México o Brasil.
Un informe de Chainalysis posicionó a la Argentina en la décima posición en términos de adopción de criptomonedas, solo por debajo de Venezuela dentro de la región.
«Argentina es pionero en términos de adopción de criptomonedas», añadió Liberman.
PERDER MENOS
Uno de los factores de la expansión de las monedas digitales en Argentina es la falta de confianza en la moneda local, el peso, que se ha depreciado casi un 14% frente al dólar en lo que va del año.
Estrictos controles para acceder a la divisa estadounidense en el mercado oficial y los elevados valores para hacerse de la moneda extranjera en las plazas informales son otros puntos claves.
La inflación interanual en Argentina llegó al 58% en abril y, según analistas, podría alcanzar un 70% este año, dato que incrementa el interés de los inversores por criptomonedas, pese al reciente derrumbe de TerraUSD y Tether, como así también de Bitcoin, que alcanzó su nivel más bajo en 16 meses al caer por debajo de los 30.000 dólares.
Víctor Levrero, especialista informático de 44 años que vive en la provincia de Buenos Aires, ahorra en ‘stablecoins’ y ‘bitcoin’, luego de adquirir el tope de 200 dólares mensuales en el mercado oficial. Ni siquiera se molesta en invertir sus ahorros en moneda local en los tradicionales «plazos fijos».
«Básicamente, porque pierdo menos», dijo a Reuters Levrero.
«Con la inflación argentina de entre 60-70%, y plazos fijos pagando 30-35%, no sirve», afirmó.
Plataformas locales de criptomonedas como LemonCash y Buenbit comentaron a Reuters que su cantidad de usuarios se incrementó «exponencialmente».
Pero no todo es positivo para el segmento de las criptomonedas: el banco central argentino ha comunicado en repetidas oportunidades sobre el riesgo de estos activos digitales.
Un claro ejemplo es lo que ocurrió con el Banco Galicia, que a inicios de mayo habilitó la compra de criptomonedas desde su plataforma, pero que tras un comunicado del banco central tuvo que echarse atrás.
Marcelo Vila, de 37 años, un técnico informático que trabaja de forma independiente, comentó a Reuters que tenía una pequeña cantidad de fondos invertidos en bitcoin y ether, como parte de un plan para obtener más información sobre el mercado y sus riesgos.
«La idea es ir ampliando la proporción de guita (dinero) invertida en cripto», expresó y añadió que «hasta que no lo conozco (al mercado de criptos) no me da para ponerle guita fuerte (mucho dinero)».
Sebastián Carsorio, un joven de 23 años de un barrio precario de Escobar, en las afueras de Buenos Aires, busca superar su situación con criptomonedas. Armó él mismo una computadora para minar monedas digitales con piezas de otros equipos reciclados de su trabajo.
«La reparo (a la tarjeta gráfica) y la vuelvo a poner en la computadora (…) y la empiezo a configurar para minar», dijo a Reuters en su casa, donde una pantalla mostraba lo que minaba. Carsorio comenzó con Ethereum y luego con Bitcoin, lo que lo ayudó a ahorrar, comprar un terreno y hasta volver a la escuela.
La minería de criptomonedas «siempre la voy a seguir haciendo porque todavía sirve como un método de ahorro» afirmó, y señaló que al vender sus monedas digitales en el mercado informal de cambios logra una mejor cotización, lo que se traduce en más dinero.
Carsorio añadió que cuando el dinero ha sido escaso, minar criptomonedas lo ayudó a solventar gastos.
«Me salvó varias veces ya la minería», expresó.
(Reporte de Hernán Nessi y Agustín Geist, Reporte adicional de Horacio Soria, Editado por Nicolás Misculin)