Sainz salva el doble podio

No sin dificultades, perseguido hasta la bandera a cuadros y arrastrando una decisión estratégica cuestionable, pero Sainz salvó el tercer puesto en el GP de Miami y regresó al podio tres carreras después, por detrás de un Verstappen que se merendó a los dos Ferrari en la pista, a Carlos en la salida y a Leclerc antes de la primera parada. El campeón luego contuvo las intentonas del líder sin excesivas dificultades para lograr su tercera victoria de la temporada, y segunda consecutiva. Diga lo que diga la clasificación del Mundial, aquí manda Mad Max. Los dos coches de Maranello le escoltaron en el podio y el piloto madrileño se pudo tomar un respiro después de dos grandes premios aciagos.

La arrancada de Sainz fue buena, pero el lado sucio le penalizó frente a Verstappen y el neerlandés se zafó así del primer Ferrari para pegarse a la estela de Leclerc. El monegasco tiró, se llevó consigo al Red Bull, mientras abrían hueco con Carlos y Checo. Nueva vueltas después y sin sudarlo, Verstappen preparó el adelantamiento a Charles en la recta de atrás y lo consolidó sobre la primera frenada. De ahí, a mandar otra vez y a esperar una carrera tranquila. Lo estaba siendo, de hecho, todos salvaron las paradas en boxes (solo una, la estrategia normal) sin incidencias. Si no se cuenta como incidencia los cinco segundos que perdió Sainz por un lento cambio de neumáticos que no le hizo ceder la posición, pero sí distanciarse de su compañero. Curioso.

A 15 vueltas para la conclusión, un errático Norris (vaya día de McLaren) se tocó con Gasly en una zona de alta velocidad y chocó violentamente con las protecciones, perdiendo una rueda por el camino. Primero coche de seguridad virtual, que aprovechó Russell para saldar su parada (y acabar quinto, delante de Hamilton) y después convencional. Ahí, Ferrari regaló la posibilidad de luchar por la victoria: con dos coches por detrás de Verstappen, decidieron copiar la estrategia en ambos, no parar, en lugar de dividirla y cambiar neumáticos con uno de ellos. ¿Qué podría haber pasado? Checo sí estrenó gomas, por eso presionó a Carlos en un ‘stint’ final tenso que no acabó mal para el español porque cuando el mexicano le tiró el Red Bull en la Curva 1, pasadísimo, Sainz supo levantar el pie y tomar la trazada buena para recuperar el podio. Él salvó el doble podio de un Ferrari que pecó de falta de agresividad. Porque Leclerc presionó ligeramente a Verstappen, pero no hubo nada que temer. Así terminaron.

Alonso, sanción extraña y no hay puntos.

Bottas, quizás hombre del día, fue séptimo delante de Ocon, que no paró hasta el ‘SC’.  Alonso finalizó noveno con el otro Alpine. El asturiano adelantó tres coches en la salida, no está mal, y después se fajó con unas ruedas gastadísimas hasta la línea de meta. Un excesivo adelantamiento sobre Gasly, toque incluido, se saldó con castigo de cinco segundos que cumplió con la carrera terminada, así que cayó un puesto que se llevó su compañero. Pero a última hora, la FIA anunció una segunda sanción de cinco segundos por exceder los límites de la pista que le situa undécimo en la clasificación. Entre los otros sucesos paranormales de la jornada, el accidente entre alemanes, Mick y Vettel, con más culpa para el joven Schumacher.

El evento del año

Por lo demás, más de 80.000 espectadores y un carrusel de famosos, famosetes o estrellas del firmamento deportivo como Jordan, Brady o Beckham. El ‘paddock’ en las horas previas, y la parrilla antes de la salida, lucían pobladas como solo sucede en Mónaco. Las entradas de tribuna superaban holgadamente los mil dólares por plaza, aunque en la reventa esa cifra se multiplicaba. Más allá de la expectación, había cierto tufo a cartón piedra alrededor del Hard Rock Stadium, y no porque el agua que mecía los yates fuera falso, sino porque uno diría que había más aficionados a la brillantina que a la competición. Menos mal que cuando se apagan los semáforos, todo el humo que rodea a la F1 se vuelve eso, humo, mientras 20 pilotos se juegan el tipo, eso sí de verdad.

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