River y la corona que tanto anhelaba con Gallardo al mando

Más allá que este año no pudo competir hasta el final en el plano internacional como acostumbra y hubiera pretendido, Marcelo Gallardo pudo sacarse una espina que lo acompañaba desde que arrancó su etapa en River Plate en 2014.

El Millonario conquistó el Torneo de la Liga Profesional después de una campaña impresionante, con un sprint final que le permitió quedarse con el título tres fechas antes del cierre del campeonato para dejar atrás las oportunidades desperdiciadas en otra ocasión.

Desde la derrota con Godoy Cruz en Mendoza por la 5° fecha, el equipo conducido por el Muñeco hilvanó un invicto de 17 partidos en los cuales cosechó 14 triunfos, pero hubo dos partidos que fueron el punto de inflexión para los de Núñez.

Uno fue el Superclásico frente a Boca en el Monumental, con el que llegó a la cima, en donde mostró una gran imagen y el otro el partido con Talleres de Córdoba en el Mario Alberto Kempes, el cual ganó con un jugador menos casi los 90 minutos.

Los números de la campaña sorprenden, porque coronó una gran efectividad como también sufrió pocos goles hasta la coronación: luego del encuentro con Racing, le marcaron seis goles en tres juegos. En las 22 jornadas previas, había recibido solo 13 tantos.

No solo eso, su contundencia tuvo un gran responsable: Julián Álvarez, a quien Gallardo respaldó y mandó al banco de suplentes cuando lo sintió necesario hasta su explosión, que convirtió 16 goles en las últimas 14 fechas.

Para el director técnico, que en la Copa Libertadores quedó en el camino en cuartos de final, la conquista del torneo fue la caricia al alma que necesitaba. Y ahora, luego de extender su vínculo por un año más, tendrá el 2022 para revalidarlo.

Foto: Manuel Cortina/Anadolu Agency via Getty Images

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