Alcaraz y los elogios del vestuario

A veces los periodistas, en un deseo de que la rueda de los éxitos no se detenga, encumbramos a algún deportista antes de tiempo. Un defecto al que nos empuja la ilusión. Como a cualquier aficionado. Pero no es el caso de Carlos Alcaraz, porque quien habla maravillas de su tenis (lo que confirma que estamos ante un crack) son sus compañeros. Gente, por ejemplo, con 20 Grand Slams a sus espaldas y los destinados a sucederles, que no tendrían ninguna necesidad de regalar los oídos de un recién llegado.

Quien habla es Nadal: “Aparte de gran tenista, es un chico que tiene las cosas claras. Con unos valores interiores positivos. La sociedad los necesita y él los tiene. Tendrá un futuro fantástico”. “Es muy impresionante su forma de jugar. Muestra una gran madurez con 18 años”, explica de él Djokovic. “Nunca había visto a nadie golpear la bola con esa fuerza. Estamos ante uno de los jugadores con mejor futuro”, pronostica Tsitsipas. “Tiene un gran potencial, lo sentí en sus golpes”, dice Zverev… Y así unos cuantos más. Pero no le busquemos parecidos ni le midamos con la vara de los éxitos de Nadal. Cuentan que cuando Juan Belmonte vio torear una tarde a Curro Romero, Rafael El Gallo le preguntó por el chaval que levantaba tanta expectación. Y el Pasmo sentenció: “No tiene ni un poquito de usted ni un poquito de mí. Tiene un mucho de él”. Pues eso. Alcaraz es Alcaraz. Y si sigue así llegará hasta donde él quiera.

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