Djokovic acelera en la carrera

Nacho Albarrán

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En un 2021 atípico para el tenis por la ausencia durante muchos meses de dos de los mejores jugadores de la historia, Rafa Nadal y Roger Federer, que ha propiciado que el vislumbrado relevo generacional se manifieste con mayor claridad, Novak Djokovic ha mantenido muy alto el pabellón del Big Three y el suyo propio. Lo ha hecho al protagonizar una temporada brillante, una de las mejores de su recorrido. A sus 34 años, el serbio ha acelerado en la carrera por la supremacía histórica con tres títulos de Grand Slam, gracias a los cuales se pone con 20, a la altura del español y el suizo en la cúspide de la tabla. También ganó su 37º Masters 1.000, récord absoluto por encima de los 36 de Nadal. Y por séptima vez acaba el curso como número uno del mundo, algo que nadie había logrado, y deja atrás las seis veces que lo consiguió su ídolo Pete Sampras. Además, acumula 351 semanas en el trono tras superar a lo largo del curso las 310 de Federer.

Djokovic acumula 351 semanas en la cima del ranking

Récord

Por eso, y por una trayectoria impresionante que merece ser reconocida, AS le otorga uno de sus premios principales. Su rivalidad legendaria con Nadal (es el duelo más repetido en la historia del tenis con 58 capítulos) le convierte en un deportista especial para España, porque su grandeza ha contribuido a aumentar la del balear y viceversa.

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«Me emociona transitar por el camino de leyendas y gigantes de este deporte», dice Djokovic, que nunca oculta su deseo de trascender. «Saber que me he ganado un lugar entre ellos siguiendo mi sueño de infancia es una hermosa confirmación de que cuando haces las cosas por amor y pasión, todo es posible», reflexiono en una campaña que culmina con una marca de 55-7, cinco títulos (Australia, Roland Garros, Wimbledon, Belgrado 2 y París-Bercy) y puestos de finalista en el US Open y Roma.

Sus 58 duelos con Nadal hacen que el serbio sea especial para España

Rivalidad

La primera mitad del año fue sencillamente impresionante por su parte. Levantó su noveno trofeo en el major de Melbourne, abatiendo a Medvedev en la final. «Se habla mucho de que las nuevas generaciones se van a deshacer de nosotros tres. Con mi respeto a todos esos muchachos, todavía tienen mucho trabajo por hacer. No voy a entregarme. Haré que muevan el culo», dijo nada más vencer.

Punto álgido

Después de perder en el Foro Itálico contra Nadal, encaró Roland Garros con la duda de si sería capaz de superar al dueño del torneo, el español, ganador 13 veces. Y lo consiguió en semifinales. «Cuando gané a Rafa pensé: ‘Vale, ya he terminado el torneo'», reconoció, pero no se relajó y remontó un marcador de muy adverso (0-2) ante Tsitsipas para cosechar su segundo campeonato allí y, por lo tanto, conseguir ganar más de una vez en cada uno de los Slams. Wimbledon, sin su gran rival, se presentaba como una gran oportunidad para él de igualar el récord de majors y no la desperdició. Ganó a un tocado Matteo Berrettini en el último partido. «Debo hacer un gran homenaje a Rafa y Roger porque son los dos tenistas que más me han exigido. Son la razón de que yo esté aquí. Me han hecho mejorar física, mental y técnicamente. He jugado contra ellos los mejores partidos de mi carrera. Los últimos años han sido increíbles para mí desde que me metí de verdad en la pelea por los Grand Slams en 2011, pero esto no parará a aquí», afirmó en Londres, con la mente puesta en conseguir un histórico Golden Slam, que consiste en ganar los cuatro grandes torneos y el oro olímpico.

Inflexión

Había puesto en duda su participación en la cita de Tokio, pero estaba tan cerca de la gloria que no se resistió a intentarlo. Y ahí empezó la peor parte de la campaña para él. En los Juegos, cansado física y, sobre todo, mentalmente, se quedó a un paso de la final por culpa de quien sería a la postre campeón, Alexander Zverev, y para colmo Pablo Carreño le quitó el bronce. No estuvo fino al tirar una raqueta a la grada y romper otra, con esa furia que le impulsa a menudo pero que también es el borrón de su comportamiento que provoca que año tras año, quizá injustamente por su exquisito comportamiento con los compañeros dentro y fuera de la pista, la ATP no le nomine para el premio de tenista más deportivo del año. «Es algo que pasa en la batalla, no está bien. Pero soy así y pido perdón por el mensaje que transmite. Todos somos seres humanos. A veces es difícil controlarse», asumió tras reconocer que esas derrotas le dolían. «Estoy exhausto, pero no me arrepiento en absoluto de haber venido. Creo que no hay coincidencias en la vida y que todo pasa por algo. Las derrotas me han hecho más fuerte en todos los aspectos».

Le quedaba la opción de ganar los cuatro Slams en un año y fue a por ella en Nueva York. Pero se le cruzó un excelso Medvedev, mejor preparado tras la experiencia de Melbourne. «Pido perdón, todos sabíamos a qué aspiraba Nole», exclamó el ruso en la Arthur Ashe. Fue un palo duro para Djokovic, que se alejó por un tiempo. Necesitaba descansar y no volvió a jugar hasta París-Bercy. Ahí se vengó de Medvedev y superó, de paso, los 36 títulos de Masters 1.000 de Nadal. Parecía en condiciones de brillar de nuevo en las ATP Finals, que se trasladaron a Turín, suelo italiano en el que se siente muy cómodo porque parte de su equipo es de allí. De nuevo le frenó Zverev, posterior ganador, en semifinales. La última bala de 2021 se la guardó para la Copa Davis, pero es difícil que un solo hombre pueda ganar la Ensaladera sin una buena pareja de dobles. El balcánico ganó sus cuatro partidos individuales antes de que Croacia le dejará a un paso de la final con la temible dupla Mektic-Pavic.

«No me arrepiento de nada en la vida. Saco lecciones»

Reflexivo

Tocaba hacer balance. «No lamento ningún torneo de los que jugué tras Wimbledon. Doy lo mejor de mí por mi país. Tiene un significado e importancia extra para mí, para todos los involucrados. No me arrepiento de nada en la vida. Trato de sacar lecciones, especialmente de los momentos difíciles. Por mucho que me duela personalmente y como equipo, estos son los mayores oportunidades para fortalecerse, crecer y desarrollarse, para ser mejor persona y mejor jugador». Su participación en el Open de Australia era una incógnita, aunque está inscrito con Serbia en la ATP Cup y también en el primer Grand Slam del año. «Voy a intentar usar los próximos días para recuperarme y olvidarme del tenis. Estoy muy cansado de esta temporada y de este año. Necesito tiempo de calidad familiar, en modo rehabilitación. Cuando tome una decisión, lo sabréis«. Todo el mundo estará atento.

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