Carlos Sainz jubila su primer coche y se compra su propio Ferrari personalizado
Carlos Sainz vive en estos momentos todo un sueño. El joven piloto de Fórmula 1 atraviesa una bonita etapa de su vida en la que goza de la oportunidad de subirse a un monoplaza de Ferrari, todo un sueño para muchos. Y es que con esta oportunidad, el español ya puede codearse con los primeros puestos de la clasificación, aunque aun alejado de los Red Bull y los Mercedes.
Sin embargo, estos días Sainz ha mostrado una sonrisa más amplia, y no es para menos, y es que ha visitado las oficinas en Maranello para hacer algo completamente diferente a lo habitual, y es que ha decidido ‘jubilar’ su Volkswagen Golf que le regalaron sus padres a los 18 años para comprarse su primer coche, eligiendo, por supuesto, un Ferrari. «He decidido que es hora de jubilar el Golf. Me voy a comprar mi primer Ferrari«, ha comenzado señalando en un vídeo que ha compartido el propio piloto a través de YouTube y sus redes sociales.
Aunque ha tenido varios superdeportivos en sus manos, el Golf ha sido su único coche propio hasta ahora, y es que el resto han sido coches de empresa. Algo que va a cambiar muy pronto, después de que entreguen a Sainz su primer Ferrari.
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Un Ferrari completamente personalizado
El piloto de Fórmula 1 ha sorprendido a sus millones de fans entrando en una de las zonas más exclusivas de la sede de Ferrari, se trata de la sala Tailor Made, en «la gama de customización más alta que existe», donde él mismo ha tenido la oportunidad de customizar su propio vehículo.
Un coche del que aun no ha hecho ninguna mención, pero que por las imágenes que se muestran en el configurador, se trata de un modelo 812 Superfast, con un motor V12 de 800 CV que le permiten alcanzar los 340 km/h. En el vídeo también se puede apreciar cómo el interior del coche es de color negro y donde figura el número 55 que ya luce en su monoplaza.
Ahora falta por ver el resultado final, cuando ya tenga en sus manos su nuevo coche. Para ello, Carlos Sainz deberá esperar un año para tenerlo: «Lo bueno se hace esperar».