Carlos Alcaraz: «Me estoy ganando el respeto»
La Copa Davis, la competición que da y quita, la que eleva a los cielos y hunde a partes iguales, la que pone a todo un país detrás de un jugador, se abre hoy simultáneamente en Madrid (Canadá-Suecia), Innsbruck (Francia-República Checa) y Turín (Croacia-Australia). Tres sedes para converger en el Madrid Arena el 5 de diciembre y coronar a un nuevo campeón… O para que España levante una séptima Ensaladera en la segunda edición de la ‘Era Piqué’, la que cambió la cara a una competición legendaria y que en 2020 no pudo celebrarse por la pandemia.
España debutará el viernes frente a Ecuador (16:00, Vamos) en un grupo que completa Rusia y lo hará disminuida respecto al equipo campeón en 2019. A la consabida baja de Rafa Nadal se unió el martes la de Roberto Bautista (19º), destinado a ser número uno de España. «Un golpe duro», en palabras del capitán, Sergi Bruguera. Albert Ramos (45º) fue llamado de urgencia para relevarle, pero su papel será testimonial. Corre el escalafón. Carreño (20º) pasa a ser número uno («estoy preparado», dice), el fenómeno Carlos Alcaraz (32º) se coloca en primera línea por si había alguna duda y tendrá que debutar contra Ecuador y Marcel Granollers y Feliciano López serán los comodines para un dobles que supone un 33% de cada eliminatoria.
«En 2019 falleció el padre de Bautista y Carreño se lesionó. Con Sergi Bruguera hemos tenido bajas en casi todas las eliminatorias y hemos competido. Este equipo tiene alma competitiva y estamos preparados. Podemos jugar de tú a tú a cualquiera», advierte Feliciano, con 40 años. El toledano debutó con el equipo en 2003, hace 18, los que tiene Alcaraz. Ha jugado un total de 39 batallas y todos los capitanes han confiado en él.
«No tengo que darle consejos», dice Feliciano con el reciente maestro NextGen al lado. «Es uno de esos tenistas a los que quieres ver jugar. Es inusual ver a un jugador de 18 años manejándose así y está preparado para este reto», advierte Feliciano mientras la sonrisa se asoma al rostro del murciano.
A Alcaraz, que este año ha estrenado su palmarés y llegó a cuartos en el US Open, se le espera en el Madrid Arena (que releva a la Caja Mágica) como agua para el campo. Todos los ojos apuntan hacia él. «Me estoy ganando el respeto dentro de la pista, me voy dando a conocer en el circuito y fuera. Y al final uno se acostumbra a que la gente te conozca. Ha ido todo muy deprisa, pero no me quita la ilusión de seguir mejorando y creciendo como jugador y persona. Tengo muy claro el camino que he de seguir para conseguir mi sueño», recita rápido Alcaraz, que el viernes cumplirá el de debutar con España.
Un sueño que alimentó en 2018 en la Plaza de Toros de Valencia cuando vio ganar a David Ferrer un partido a cinco sets contra el alemán Kohlschreiber que metía a España en semifinales. En la grada, desconocido para todos, impregnándose de la épica de la Davis. «Fue emocionante. Pensé que me gustaría estar alguna vez en su lugar», recuerda. Ya le queda poco.