Kiev fue el comienzo del fin
Casi un año después, el Real Madrid regresa a Kiev, la capital de Ucrania, donde el conjunto blanco volvió a hacer historia en la máxima competición europea. En el Olímpico ucraniano, donde volverá a jugar el martes, rozó el cielo en 2018 al derrotar al Liverpool (3-1) en el que sería su tercer título continental consecutivo, algo que nadie había conseguido hasta entonces. Habría que retroceder hasta la década de los 70 cuando Ajax, primero, y el Bayern, después, lo hicieron. Fue el culmen perfecto para una generación de jugadores que dominó el continente con triunfos sonados en Francia (ante el PSG), Italia (derrotó a Roma, Nápoles y Juventus), Alemania (Bayern)…
Pero Kiev es también sinónimo de amargura. Ese mismo 2018, e instantes después de que acabase la final, Cristiano anunciaba su deseo de marcharse del club blanco, algo que consumaría un par de meses después, tras el Mundial de Rusia. Gareth Bale mostró también en la capital ucraniana su descontento hacia Zidane, y señaló su posible marcha si el francés continuaba al frente… Pero todo cambió cinco días después, con el paso al costado de Zizou. El Madrid se empezaba a resquebrajar… Pasaron dos técnicos (Lopetegui y Solari) hasta que el mismo Zidane regresó.
Pero en diciembre de 2020 volvió a pasar algo parecido: fue el principio del fin de la segunda etapa de Zidane al frente del banquillo madridista. Entonces, 1 de diciembre de 2020, los blancos tenían que ganar para continuar vivos en su lucha por acceder a los octavos de la Champions: habían perdido el primer encuentro ante los ucranianos (2-3 en Valdebebas), empatado en Mönchengladbach en un encuentro agónico, y superado al Inter en el doble enfrentamiento. El quinto encuentro lo jugarían en Kiev, ante el Shakhtar. Un triunfo le clasificaba directamente para la siguiente fase…
El Madrid sucumbió ante los de Donetsk (2-0), que venían de recibir diez goles en su doble enfrentamiento con el Gladbach. Dos contras, similares a las que ejecutaron en Valdebebas, liquidaron a los de Zidane, que empezó a ser cuestionado por esta derrota: «No voy a dimitir. Siempre vamos a tener momentos delicados. Es una mala racha a nivel de resultados (sólo una victoria en los cuatro partidos anteriores)», explicaba el entrenador. Y en cierto modo, tenía razón: los blancos lanzaron nueve veces sobre la meta del portero Trubin (19 años), más otro tiro que dio en el poste.
Esa semana fue de calma chicha en la directiva blanca: pese a que se filtraba un estado de tranquilidad y serenidad, achacaban a las lesiones los malos resultados cosechados y mostraban plena confianza en Zidane, los rumores de un posible cese y su relevo por técnicos como Pochettino y Raúl estaban en circulación. Un mal resultado ante el Sevilla, cuatro días después, invitaría al despido del francés. Pero en Sevilla emergieron Modric y Vinicius, la cara y la cruz para Zidane: el brasileño, en el que no confiaba, marcó el único gol del encuentro. El croata completó una extraordinaria actuación junto con Kroos. Sobre esos pilares cimentó un inicio de muro de contención que volvería a frenarse a comienzos de 2021 tras caer en Copa. Pero aquella derrota en Kiev fue el principio del fin de la segunda etapa de Zidane en el Madrid: «Me siento fuerte, pero sé dónde estoy…». Entrelíneas, el técnico comenzó a modelar su segunda salida del club, algo que ocurriría meses después…