Reto de altura ante la campeona

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EI Italia-España de esta noche se presenta con muchas dudas y una certeza: «Tarde o temprano perderemos, es matemática». Esa fue la elegante forma en que Roberto Mancini dio la razón a Luis Enrique tras lo que había afirmado el asturiano minutos antes. La selección azzurra acude a la Final a Cuatro de la Nations League con el récord mundial de imbatibilidad (37 partidos) y el brillo que da el título de la Eurocopa conquistado hace apenas tres meses. Por ello, el desafío de La Roja es de altura en una competición que al margen del trofeo significa una vía alternativa con la que poder lograr el pasaporte al Mundial (sigue el partido en directo en As.com).

Las bajas complican aún más el reto de España, que arranca hoy y que no tiene otra aspiración que estar en la final del próximo domingo en ese mismo escenario. Francia y Bélgica, mientras, lucharán mañana por la otra plaza para la final. Con la lista de ausentes bastaría para conformar un once con el que rivalizar con el que esta noche salte al césped. Hablamos de Alba, Gayà, Carvajal, Llorente, Pedri, Soler, Thiago, Olmo, Morata, Ansu Fati o Gerard Moreno, todos ellos actores de relumbrón en el proyecto de Luis Enrique. Al asturiano no le ha temblado la mano, como no podía ser de otro modo. Ha copiado el guion de anteriores convocatorias, por ejemplo al no llamar a jugadores del Real Madrid, también al apostar por sangre nueva para dar aún más aire a un equipo ya de por sí rebosante de acné. Ahí están los casos de Yéremi Pino (18 años), nota alegre del Villarreal, o Gavi (17 años), uno de los mil conejos que Koeman saca de la chistera para tratar de capear el temporal. «Puede ser pronta su llamada, pero sé que puede ser un jugador muy importante para el futuro de su club y de la Selección», así justificó Luis Enrique la convocatoria del azulgrana.

En principio, ninguno de los dos tendrá hueco en un once titular que será inédito. Unai volverá a estar bajo palos en lo que será la reedición del duelo que mantuvo con Donnarumma el pasado 6 de julio en Wembley. Entonces fue el meta del PSG quien salió vencedor de aquella tanda de penaltis que no hizo justicia al buen trabajo de La Roja. Es cierto que golpeó primero Italia, con el gol de Chiesa, pero también que España reaccionó bien y que, tras el tanto del empate obra de Morata, disfrutó de uno de esos momentos en los que el partido parece que se decanta de tu lado. No hubo gol y la prórroga enfrió el arreón de los de Luis Enrique.

Chiesa volverá a ser la gran amenaza del ataque italiano, donde falta Immobile, mientras que todo indica que Oyarzabal se erija en nuestra punta de lanza, probablemente escoltado por Ferran y Sarabia, debilidades del seleccionador. En defensa Laporte y Pau se antojan el tándem de centrales, mientras que la gran duda radica en quién acompañará a Busquets y Koke en el centro del campo. Sin Pedri ni Soler, Merino tiene un buen puñado de papeletas, pero con Luis Enrique sólo tenemos claro que hoy jugamos en Milán y que Italia es nuestro rival. La azzurra no pierde en San Siro desde hace 93 años, una racha que abarca 28 partidos, pero eso es pasado. El futuro lo son Pino o Gavi, a quienes la pasada noche les costaría pegar ojo. Para el del Barça ya aguardan en el congelador crónicas sobre su récord de precocidad en la Selección. Pero cada cosa a su tiempo.

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