Sorribes rompe su barrera y Badosa se queda lejos de ella

Se lo merecía. Por actitud, trabajo y tenis. Al decimoctavo intento, Sara Sorribes está por primera vez en su carrera en la tercera ronda de un Grand Slam. Lo consiguió al pasar por encima (6-1 y 6-3) de Su-Wei Hsieh, veterana taiwanesa de 35, muy buena doblista (ha ganado cuatro majors) y cuartofinalista este año en individuales del Open de Australia. Como el martes ganó a una cabeza de serie, la checa Muchova, su camino se ha allanado y tiene una gran oportunidad de avanzar aún más, porque se enfrentará el sábado a la joven (18) sensación británica Emma Raducanu, que apeó a la china Shuai Zhang (6-2 y 6-4). «Voy día a día, cuando veo el cuadro en la tele lo tapo con la mano, no sé nada de lo que va a pasar más allá del partido. Pero será complicado, porque ella viene con confianza», dice Sorribes

La castellonense de 24 años había buscado este éxito sin descanso, pero no ha sido hasta este curso, el de su gran salto de calidad física y tenística, cuando ha derribado las barreras que se le resistían. Ganó su primer título en la pista rápida de Guadalajara (México) y se metió en el top-50. Con esta victoria, la primera que consigue ante Hsieh, que hasta ahora dominaba el cara a cara por 3-0, es virtualmente la 35ª del mundo. «Intento jugar más cerca de la pista, al ritmo de ellas, pero con mi forma de competir, sin perder ese bote de la pelota que tenemos los españoles y, al mismo tiempo, no dejar que lo hagan todo. Tener yo más armas y llegar más a la red».

En los Juegos de Tokio ganó a la número uno, Ashleigh Barty, así que no parece tener techo y su entusiasmo es contagioso e ilusionante. No le hace falta abrasar a sus rivales con golpes ganadores, las doblega por constancia, precisión, movimiento, mano e inteligencia para dirigir los intercambios. Es disciplinada, educada, simpática, trabajadora y sabe explotar sus cualidades, más aún desde que la entrena la extenista Silvia Soler. El US Open puede ser su torneo.

Badosa choca ante una rocosa Gracheva

Al contario que su amiga Sorribes, compañera de dobles en el torneo neoyorquino, Paula Badosa se llevó una gran decepción este jueves al perder contra la rusa de 21 años y 82ª Varvara Gracheva (doble 6-4 en 74 minutos), una jugadora con poco currículum, pero que hizo uno de sus mejores partidos para doblegar a la cabeza de serie número 24, y que, además, es maldita para ella, porque la ganó el año pasado en el mismo escenario pero en la primera ronda. En el US Open ha sido una pesadilla para el tenis español, porque el martes eliminó a Nuria Parrizas. Ahora se verá con su compatriota Pavlyuchenkova, que venció a la eslovaca Schmiedlova. «Las condiciones no son las mejores para mí, creo que son las peores y no me he sabido adaptar bien. Obviamente, no me han salido las cosas y ella lo ha jugado bien cuando tenía que hacerlo», explicó Paula, que explica que Gracheva «se aprovecha» de su fuerza y que ella no estuvo a su mejor nivel». 

Badosa, cuartofinalista este año en Roland Garros y que alcanzó los octavos en Wimbledon, se va con su mejor resultado en el torneo americano («No venía con grandes expectativas, porque no se me ha dado bien desde júnior», dijo), pero que sabe a poco en un año muy bueno para ella. Quizás las molestias que arrastraba en el hombro derecho desde Cincinnati, donde tuvo que retirarse en mitad de un partido, le pasaron factura. Porque jugó sin energía, desde el saque hasta los intercambios. Y así, a Gracheva le fue más fácil dominar y defenderse cuando tuvo que hacerlo. Con pocos errores (18) y buenos porcentajes de saque, superó a la catalana en casi todo, también en actitud, porque Paula se enredó demasiado en lamentaciones y autoreproches. Necesita recomponer su estructura técnica cuando antes, centrarse en el tenis y seguir por el buen camino que inicio hace un año y medio. Voluntad de hacerlo tiene: «Estoy en ello, me gustaría tener a alguien ya en el próximo torneo para terminar la temporada estar preparada para 2022».

Resultados, cuadro y horarios.

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