“Este año para mí ha sido un regalo; no me quejaré”

Carla Suárez disputó el lunes en el US Open su último partido de Grand Slam y lo perdió ante la estadounidense Collins (6-2 y 6-4). Pero jugar, como hizo en Roland Garros y Wimbledon, ya era una victoria tras superar un cáncer. Se va con un balance en majors de 86-48, siete cuartos de final y la admiración del circuito. “Nos demostró a todos que superó una batalla de vida. Qué es el tenis comparado con lo que le ha pasado a ella…”, dijo su compañera y amiga Garbiñe Muguruza, con quien ganó los tres títulos de dobles que figuran en el palmarés de la ex número seis del mundo, además de dos individuales.

¿Volveremos a ver su revés a una mano?

Individualmente sí que fue mi último partido, pero acabo de saber que voy a jugar en dobles con Sara Errani, así que seguiré en Nueva York. Y con el anuncio de que se jugarán las Finales de la Fed Cup este año, voy a hablar con Anabel (Medina, la capitana del equipo español) y si ella me quiere llevar, voy a estar disponible. Eso no quita que después no juegue, porque mis compañeras, que lo están haciendo mejor que yo, se lo han ganado. Pero me gustaría estar y si puedo competir, bien. Quisiera terminar el ciclo con España.

¿Qué sintió en la pista?

Me lo intenté tomar con tranquilidad y naturalidad. Tuve algunos problemas físicos estos días y no me pude entrenar mucho. Me podía imaginar que sería el último. Había público e intenté disfrutar. Estoy contenta, porque este año para mí ha sido un regalo, no me voy a quejar.

¿Cuál es su mejor recuerdo en un Grand Slam?

Tengo muchos. Por suerte pude ganar bastantes partidos. Diría que el de Mauresmo en Roland Garros 2008, el de Australia con Venus (2009), aquí en Nueva York en 2018… Estoy satisfecha con lo que pude hacer.

¿Alguna anécdota especial?

Más que una anécdota, vivencias, ratitos divertidos con los compañeros, las sobremesas, compartir tiempo con ellos y pista con las hermanas Williams, Nadal, Federer… Disfrutar de todo, de haber podido jugar con Garbiñe (Muguruza) y aprender de ella.

¿De qué se arrepiente y qué le hubiera gustado conseguir?

Quizás de las prisas por volver tras las lesiones. Y a veces, de elegir mal el calendario. Intenté llevar la mejor carrera posible, con mi tenis y mi personalidad. Me hubiera gustado jugar alguna final de Grand Slam. Vivir esa experiencia. Es la espinita que me queda.

¿Qué es lo mejor que le ha dado el tenis?

Todo. Los valores que te da viajar, tener el privilegio de conocer otras culturas y disfrutar de los aficionados.

¿Qué cree que deja usted?

Eso lo tendrán que decir otros. Pero supongo que seré recordada por mi revés. Y como una luchadora que intentó dar siempre el 100% para que las rivales tuvieran que ganárselo. Poder inspirar a futuras generaciones con los valores que transmito. También que la gente se sintiera bien conmigo por actuar con naturalidad.

¿Qué va a echar de menos?

Salir a la pista y que los fans disfruten conmigo. Estar en una central, que digan tu nombre, que te aplaudan y lo pasen bien, eso es especial.

En los últimos meses, todo el circuito la ha visto como un ejemplo. ¿Cómo la he llevado con esa timidez suya?

Fui al Mutua Madrid Open a entrenar para que la gente me dijera todas las cosas tras la enfermedad y no me lo encontrara en Roland Garros (se ríe). Se agradece. Querían hacerme saber que les inspiraba la fuerza que tuve para volver y que querían verme otra vez. Me lo decían de corazón.

¿Y ahora, qué?

Quiero descansar y desconectar, porque entre la enfermedad y la pandemia, no he podido. Quiero salir de la rutina.

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