Cruyff vuelve al Barça
Jordi Cruyff es desde este 1 de agosto asesor a la presidencia en el área deportiva. Aunque el organigrama oficial aún no está del todo establecido -en el club tienen previsto hacer una presentación a bombo y platillo para especificar el cargo de todas las personas del departamento de fútbol-, la idea de Joan Laporta es contar con el hijo de Johan como un consejero áulico, que le vaya marcando la línea deportiva que hubiera escogido su padre y así no desviarse del proyecto y filosofía que nació hace poco más de treinta años de la mente de Johan.
El estreno oficial de Jordi en su nuevo cargo será el próximo miércoles, aprovechando que el equipo juega el cuarto partido de la pretemporada. El nuevo ejecutivo viajará a Salzburgo donde le esperará la delegación al completo del FC Barcelona, que juega ante el RB Salzburg austríaco.
Jordi, que colaborará directamente con las dos cabezas visibles del área deportiva, el vicepresidente deportivo, Rafa Yuste, y el director de fútbol, Mateu Alemany, tendrá por delante un mes intenso y de horas maratonianas, ya que el club se encuentra en una situación de parálisis absoluta por culpa de las exigencias de LaLiga en la rebaja de la masa salarial de la actual plantilla y los pocos movimientos que se han producido por ahora en el mercado.
En todo caso, para el hijo de Johan no será una experiencia nueva, ya que desde que colgó las botas, tras jugar tres años en el Barcelona (1993/96) y dos en el Manchester United (1996/98), entre los más destacados, vehiculó su futuro profesional a los banquillos y a la dirección deportiva. De hecho, en esta última faceta ha trabajado en clubes como el AEK Larnaca chipriota y el Macabbi Tel Aviv israelí.
Pero su faceta de entrenador -ha dirigido al AEK Larnaca y a los clubes chinos del Chongqing y Shenzhen, con una breve estadía como seleccionador de Ecuador- no ha pasado desapercibida para Laporta, que llegó a definirlo como un “comodín”, dejando entrever la posibilidad de sustituir a Ronald Koeman si las cosas se torcieran durante la pretemporada. Una opción en todo caso que el propio Jordi descartó totalmente, primero por la amistad que le une con el actual técnico y segundo porque en ningún caso durante las conversaciones con el presidente se abordó la posibilidad de sentarse en el banquillo.
Sea como fuere, la única realidad es que el apellido Cruyff ha vuelto a casa, donde nunca tuvo que irse. Ya sea como futbolista, entrenador, presidente de honor o consejero deportivo, este mítico apellido ha estado asociado al FC Barcelona desde hace casi 50 años, hasta el punto que se ha convertido en un binomio indisoluble, por mucho que a más de uno le pese.